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LA VISA
por Bryce Ixchel Muñoz

Cuando te decides a tramitar tu visa con destino a Estados Unidos las ganas y la buena voluntad de viajar no es lo único que cuenta. Les comparto mi experiencia personal con el afán de sumergirnos en las entrañas de un tema que resulta políticamente complicado “La migración”.

De profesión estudié la licenciatura en Danza Contemporánea, una carrera que resultaría ajena a lo común en una ciudad como lo es Morelia, cuando egrese mi prioridad fue trabajar en algo a fin a lo que estudie o por lo menos cercano al mundo de las artes escénicas para mantenerme; hoy día me resulta prioritario continuar bailando y construir un patrimonio que me permita seguridad social, sin embargo, en el estado de Michoacán la seguridad social y el desempleo son factores que orillan a estratos sociales de todos los niéveles sociales a migrar con destino a Estados Unidos, ya sea por índices de violencia o por índices de pobreza. Mi nivel socioeconómico correspondería a la clase media-baja.

Debido a mi profesión comparto una sensación de movimiento/migración constante, trabajar en las artes escénicas en México resulta aún un sistema dependiente de instancias gubernamentales, así que, en mi caso me veo motivada a incursionar en diversos trabajos, aprendizajes, proyectos y convivencias las cuales hagan valer mis derechos humanos. Es de reconocer que muy pocas veces los ciudadanos participamos de nuestra democracia y por desconocimiento a las políticas públicas obviamos nuestro contexto, actuamos inercialmente y dejamos de lado las múltiples posibilidades para solucionar un problema. Al obviar nuestro contexto pienso que la migración resulta un gran problema para los E.U. más que un fenómeno antropológico natural de la especie humana.

Una de las principales herramientas para llegar a la solución de un conflicto o de un problema es el dialogo, mismo que la embajada estadounidense propicia a manera de entrevista para la adquisición de una visa, documento con el cual puedes ingresar a territorio norteamericano. Tramitar la visa para mi fue una experiencia que puedo resumir en estructurada, precisa, y fría, no hay forma de entablar un dialogo en un sistema donde impera la sicosis de hacer un daño mutuo, la lectura indica que un ser humano difícilmente confía en otro ser humano, en todo caso la violencia se vuelve algo cotidiano a nivel global. En la entrevista el nerviosismo se apodero de mí, ante tal infraestructura mecánica conteste tal cual preguntaban y nunca conversamos sobre motivos reales, solo intereses particulares como:
-Mujer joven de 27 años - Soltera – Sin trabajo fijo (porque bailar en una Cía. De Danza o ser socia de una microempresa no es un trabajo que me ofrezca seguridad social) – Viajó previamente a Cuba y a Colombia.
Esto me transforma en la candidata perfecta para enamorar a un gringo o quedarme a trabajar en E.U. es de esperar que me negaran dicha documentación, los motivos reales son:
-Bailarina de Danza Contemporánea –Residencia artística para el estudio de la aproximación fenomenológica de la migración – Intercesiones escénicas.
A manera de conclusión puedo decir que esta experiencia reafirma las carencias personales sobre las cuales preciso trabajar y el ímpetu por involucrarme en mi contexto social tanto local y global, desde mi quehacer creativo.
LOS SONIDOS DEL CUERPO MIGRANTE
por Sísifo Pedroza

Cada viaje es una migración. Uno siempre lleva consigo su cuerpo cuando viaja. El cuerpo muta en cada tránsito, deja correr aires distintos por sus entrañas, y al mismo tiempo deja en su recorrido rastros imborrables de su paso; recibe y otorga, consume y desecha, se alimenta y nutre los caminos que le sirven de suelo.

El cuerpo, en su viaje, produce ruido y se enfrenta a lo ruidoso: a los sonidos que los caminos que lo reciben no saben de antemano descifrar, y al previo sonar, en un primer momento incomprensible, de los lugares que el migrante descubre en sus andanzas. Cada paso por un lugar es un proceso de aprendizaje, un jugar a dar sentido a lo que antes no lo tenía, un incorporar a la música del paisaje, al previsible sonar de los pasos cotidianos, los ruidos que se generan cuando el peatón inmigrante, incómodo por sorpresivo, se encuentra con la tierra desconocida.

El viaje que nos atañe es uno que ha producido mucho ruido. Hemos volado sobre muchas fronteras; sin darnos cuenta, hemos recorrido el camino que ha llevado a muchos cuerpos migrantes a la muerte, a muchos otros al exilio, y a otros más a encontrarse con el sueño, bueno o malo, que habría de marcar su destino.

Estas notas son un testimonio, un esfuerzo por verbalizar algunos de los ruidos que han surgido de esta migración. Nos hemos trasladado desde México hasta Portland, desde Portland hasta Greeley, y hemos sido objeto de sonidos extraños que, a fuerza de no poder ser expresados con palabras, han terminado por corporalizarse y confundirse con nuestros propios ruidos.
MI EXPERIENCIA AL TRAMITAR UNA VISA NORTEAMERICANA
por Emma H.

‘Norteamérica’ sigue siendo una nomenclatura vaga cuando se trata de delimitar conceptualmente lo que políticamente es: un país llamado Estados Unidos de Norteamérica, conformado mayormente por inmigrantes; con una ubicación geográfica específica, sí, norteña, que incluye territorios comprados. ‘América para los americanos’ es una frase que tal cual dicha no traduce la realidad; fue una frase que se usó para engañar a los indios nativos y patronos legítimos del lugar (¿dónde más se ha visto eso?) y que quienes la dijeron querían decir –they meant- Su [construcción de] ‘América’ para ellos solitos y los demás podían sentarse a morir lentamente o trabajar para ellos, muriendo lentamente, si no es que fueron asesinados, rápidamente, eso sí. Es por eso que repudio cada vez que un gringo, o peor aún, un no gringo, llama americano a lo estadounidense.

Sacada públicamente ya esa espina de mi ser ((va por mí y por todos mis compañeros)), también digo que son realmente sobresalientes las estrategias y métodos que los estadounidenses han desarrollado para funcionar como institución, como empresa, como nación. Independientemente de para qué se utilicen, les funcionan.

Fui a y tramitar la visa a la Cd. De México, aun cuando es un secreto a voces que hay que ir a otro consulado menos concurrido y difícil. La Secretaría del Migrante nos apoyó para hacer este trámite a las 3 integrantes de La Barbacoa Danza Contemporánea, mostrando hacia dónde ir y qué hacer. Ella había hecho lo mismo con La Barbacoa años antes y había funcionado. Ahora no. Ella dijo que pidiéramos una visa de Turista. Y que si te la niegan, debes dejar pasar al menos 6 meses antes de pedirla de nuevo: ‘mostrar cambios significativos en tu situación personal que acrediten tu posibilidad de ir para allá, no contradigas a los gringos, no los cuestiones, sólo acata lo que te dicen y ya’. Fuimos e hicimos. De 3 a 2 nos la negaron. La obtuvo quien fue a renovar. A 1 le dijeron no y si no estás de acuerdo, puedes quejarte. A mí me dijeron sí, muy bien, ah, sí, mmmh ok, de acuerdo, sí (asintiendo con la cabeza) perfecto, no te la puedo dar. [Really?] Lo sospechoso que recuerdo de mi entrevista son dos cosas: una, que me parece que quedó muy clara al final, es que yo no iba a cobrar por mis presentaciones apoyadas por una beca federal de mi país, así que podía despreocuparse de ello. Y la otra, cuando me pidió que pusiera mi mano sobre el scanner para digitalizar mis huellas izquierdas, algo le apareció en su computadora, que cambió del gesto afirmativo al negativo. Supongo que le gusté porque eso no obstó que me siguiera tratando con amabilidad y sonrisas que con el tramitante anterior no usó ni por error –al contrario, la inquisición personificada era él entonces-. Después de su negativa me insistió en reagendar una cita, pidiendo un tipo de visa específico para mis fines en su país, una P Visa, permiso para artistas que van a presentarse allá. Me dijo que yo era totalmente elegible para ello y que con una carta (que yo ya llevaba…) me la darían con seguridad, sólo debía reagendar y volver a pagar 180usd. Todo lo que él me dijo tenía lógica para mí, a excepción del detalle de tener que volver a pagar para volver a formarme cuando ya estaba ahí y podían hacer el cambio con facilidad.

Entonces, después de una entrevista tan afable y con fallo negativo, yo me quedo pensando 1 de 2: o sólo le gusté y por eso dejó de ser la tiranía que lo vi ser con el que iba antes de mi pero no porque yo sea elegible para entrar a su país. O sí iba todo bien, pero el censo de ese momento no le permitía darme una visa, pues otro secreto a voces es que a los cónsules se les permite dar cierto número de visas -mismo que es cambiante- así que el azar también participa del trámite donde los gringos hacen gala de su disciplina para cumplir tiempos, escrutinios, etc. Tal vez sea demasiado amable de mi parte llamar ‘azar’ a algo que tiene tintes de negocio, pues contribuye a mantener alta la venta de citas en el cónsul gringo la cuestión del censo de visas dadas y negadas que se traduce en citas reagendadas al por mayor. ‘Ellos (cónsules) son psicólogos, te leen a la primera, y a veces radica en cómo les caigas si te la dan o no; a veces ni te voltean a ver, sólo te la dan’, dijeron también en la Secretaría del Migrante, y no sólo ahí, sino todos los que han pasado por esto y hablaron con nosotras al respecto. También pensé que mis publicaciones en redes sociales en contra del mal gobierno eran un factor en contra, o que soy firmante frecuente en organizaciones como Change.org y Avaaz. O que uno de mis tíos sí se fue de dizque turista y ahora es todo un American citizen, o simplemente vieron la cuenta bancaria de una joven bailarina michoacana [cierto, ¿Les mencioné ya que soy de Michoacán, donde además de migrantes hay resistencia y hay quien nos señala por ello como una especie de estado canalla? Canalla, paria, fallido o Eje del Mal, el meollo es que nos ven mal y nos tratan peor quienes tienen más rasgos de sí serlo] y percibieron en mi a una paracaidista en potencia. Tengo todo para serlo, pero no es mi interés.

Pensamos en ir a Guadalajara, Monterrey y Tijuana para nuestra segunda cita. Yo pensé en pedir otra carta a las instituciones que nos invitaron a presentarnos allá con mayor especificidad y formalidad en su contenido y que no habría problema con ello ya que ellos mismos son gringos o viven allá y ya se la saben. La realidad es que no había ni tiempo ni dinero para llevar a cabo ese trámite y sí muchos puntos en contra. Desechamos las ilusiones de ir y hacer danza allá en su primer mundo, tan atractivo. Rediseñamos nuestro proyecto becado federalmente y no creo volver a pedir la visa anytime soon. Hay más mundo por conocer.